11 Jan 2014

¿Es posible amar algo que no es real?

Abrí los ojos y vi la octava maravilla del mundo.

Aquel ser maravilloso dormía profundamente con una respiración lenta y fatigosa, como si el aire pesara.
Aprovechando su sueño y mi insomnio, me atreví a deleitarme como sólo en esos momentos puede hacerse. Le aparté el pelo de la frente y le di un solo beso, no quería que dejara de soñar. Seguidamente observo su cara, cada detalle de ella, y aunque sé lo que me voy a encontrar, cada lunar conocido es como un planeta inexplorado esperando mi visita.
Y los acaricio con la misma suavidad con la que una mariposa bate las alas.
Por la calmada euforia del momento, no me di cuenta de que dos diminutos soles marrones observaban mi tarea. Aquellos ojitos que habían aprendido a sonreír...

Es justo en ese preciso y precioso momento cuando me doy cuenta que jamás había sido tan feliz en toda mi vida como en aquel instante.

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