
Nada.
Tan sólo un trozo de madera podrida flotando en medio del desértico océano.
He tirado mi brújula, consciente de que estaba manipulada por mis caprichos y mentiras.
Mi corazón se lo han comido los peces. Mi mente se hundió junto con el barco. Mi espíritu huyó lejos. Y mi alma permanece enterrada, como un tesoro que a nadie le interesa.
Ahora sólo quedamos la deriva y yo.
No comments:
Post a Comment