1 Apr 2014

No me lo tengáis en cuenta.

Dejando atrás lo que suelo escribir...

Esta vez os voy a hablar de las promesas, tan comunes hoy en día y muchas veces mediocres. 


¿Quién no ha prometido algo alguna vez?


En algún momento de nuestra vida cometemos el error -de tantos- de hacer una promesa a sabiendas de que es improbable que se cumpla, o que ni siquiera la vamos a cumplir.


Y lo reconozco, yo lo he hecho. Y es horrible.


Y como todo lo que das se te devuelve, a mí también me han hecho promesas increíbles, de ensueño; promesas estúpidas e infantiles; pero al fin y al cabo, promesas.

Promesas que jamás se han cumplido. Ni lo harán nunca. Aunque es mejor así. 
Aun con todo, duele, porque una parte de ti espera que algún día lleguen a cumplirse, por muy estúpido que sea lo que te hayan prometido.

Por todo esto, quiero hacer un llamamiento desesperado a la empatía. 

Por favor, no prometáis nada, porque después de todo, y aunque suene a cliché, las promesas no son más que ataduras de las que tendemos a liberarnos. Y la otra persona se queda esperando...

Y si prometéis, cumplidlo. No hagáis lo que hice yo.


No comments:

Post a Comment